sábado, 14 de enero de 2012

Un león demasiado miedoso...

Mi signo del zodiaco es Leo y siempre he creído que soy una leo poco típica. A lo que hay que sumarle que muchas veces mi complejo de inferioridad o la poca confianza en mí misma me impiden ser como soy. A raíz de lo cual se ocurrió escribir este pequeño texto:


Los leones son los reyes de la selva, los más fuertes, los más altivos y orgullosos. Al andar lucen sus voluminosas melenas al viento y el resto de los animales le temen y respetan. No es propio de la naturaleza del león el pasar desapercibido o tener miedo. Mas, en este mundo, las cosas no siempre son como debieran ser y de vez en cuando nace un león que no sabe ser rey. La corona se le queda grande y el pobre león no sabe ni donde meterse. Ha nacido león, que no pez o cabra, pero no sabe actuar como tal. Siempre ha querido llevar esa corona, pero cree que le queda grande. El pobre león tiene miedo, mira en el río su reflejo y no ve un león como los demás. Ve un león más feo, sus garras están menos afiladas, quizás se ve un poco más pequeño, con  porte menos gallardo y tiene una melena menos poblada. 
Sueña despierto con que es el mejor rey de los leones, como aquellos de los que hablan las estrellas. Pero cuando vuelve a la realidad baja la mirada y esconde el rabo.
Los leones son robustos y pisan fuerte por donde andan; así su huella se queda marcada en el suelo y van trazando el camino para el resto de animales. Les gusta llevar la voz cantante y son alegres y afables. 
Más no nuestro pequeño leoncito, él pisa ligero y sin querer dejar rastro, no vaya a ser que sus huellas se equivoquen de camino y los animales se sientan decepcionados. 
Él tiene un gran corazón y en su interior se esconden miles de cualidades, de esas que cree que carece. Y es que el leoncito no sabe mirarse en el río; pues se mira a través de la inseguridad y de su miedo a no ser tan bueno como el resto, ajeno a  lo buen rey que puede llegar a ser.