
Juro y perjuro que no volveré a ti,
que no caeré en tus crueles juegos,
pero ya ves, aquí me tienes:
amarrada a tu tablero.
Tú dictas las normas,
Yo, siempre pierdo.
Sumida en un dulce sueño,
Bajo un cielo de nubes de algodón,
Sobre una alfombra de verdes praderas,
Nada podrá jamás hacerme daño aquí,
En este mundo que solo existe para mí,
Pues yo fui la única artífice de esta gran mentira,
Forjándola lágrima a lágrima, desgarro a desgarro.
Sedada, dormida en este valle encantado,
Donde yaceré inconsciente el resto de mi dulce letargo,
Donde de nada sirve que un príncipe azul me despierte,
Donde no cabe esperar esperanza alguna,
Pues yo ya he renunciado a vivir.
Aun sintiendo tus cálidas lágrimas por mi rostro resbalar,
Aun saboreando en mi boca tu soplo de aire desesperado,
Aun sintiendo tus imbatibles manos golpear contra mi pecho,
Aun así, no abriré mis párpados a tu luz,
Y me hundiré en mi oscuridad para siempre.
Tus besos me enseñaron que nada es eterno en esta vida,
Ni siquiera el dolor y la rabia, que hoy devoran mis entrañas.
Aunque arrancaste mi corazón de cuajo con esas manos,
Aunque desgarraste mi piel a feroces dentelladas,
Aunque ahora mi corazón no sea más que un músculo inservible,
Si tienes que irte, vete. Si tienes que desaparecer, desaparece.
El tiempo borrará las marcas que en mi cuerpo dejaron tus manos,
El tiempo cerrará las heridas que aún supuran en mi alma,
Otros labios se encargarán de devolver el aliento a los míos,
Otras manos se encargarán de devolver el tacto a las mías,
No creas que no me levantaré, no creas que me venciste,
No creas que después de ti no hay nada más,
No creas que no despertaré de entre las tinieblas.
Dejaré correr mi sangre hasta que de mis venas desaparezca tu veneno,
Dejaré a la lluvia caer sobre mi cuerpo para que disuelva tus abrazos,
Dejaré que el viento azote mi piel para que se lleve tus caricias,
Hasta que no quede nada, nada de ese amor, nada de ti.
Rodeada de alambres, en un mar de espinos,
Atrapada en juegos, de un loco lunático.
Me muerdo la lengua, cuando no debo,
Y cuando debo, voy y no muerdo la tuya.
Quisiera ser la prisionera de tu cárcel,
Quisiera, entre barrotes, articular tu nombre.
Pero choco mi cabeza contra un muro,
A ver si así recupero la conciencia.
Más tu veneno corre por mi sangre,
Y hace añicos mi quebradiza razón.
Muerde mi cuello con dentellada profunda,
Deja en mí tal huella que jamás pueda borrarla.
EDGAR ALLAN POE, THE RAVEN
ONCE upon a midnight dreary, while I pondered, weak and weary,
Over many a quaint and curious volume of forgotten lore,
While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at my chamber door.
’‘Tis some visitor,’ I muttered, ‘tapping at my chamber door—
Only this, and nothing more.’
Ah, distinctly I remember it was in the bleak December,
And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor.
Eagerly I wished the morrow;—vainly I had sought to borrow
From my books surcease of sorrow—sorrow for the lost Lenore—
For the rare and radiant maiden whom the angels name Lenore—
Nameless here for evermore.
And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain
Thrilled me—filled me with fantastic terrors never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating,
’‘Tis some visitor entreating entrance at my chamber door—
Some late visitor entreating entrance at my chamber door;—
This it is, and nothing more.’
Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer,
’Sir,’ said I, ‘or Madam, truly your forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently you came rapping,
And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door,
That I scarce was sure I heard you’—here I opened wide the door;—
Darkness there, and nothing more.
Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing,
Doubting, dreaming dreams no mortals ever dared to dream before;
But the silence was unbroken, and the stillness gave no token,
And the only word there spoken was the whispered word, ‘Lenore!’
This I whispered, and an echo murmured back the word, ‘Lenore!’—
Merely this, and nothing more.
EL CUERVO
Érase una noche gris,
débil y abatido reflexionando estaba,
acerca de un peculiar y extraño volumen de saber olvidado.
Mientras cabeceaba, casi dormitando,
de repente escuchóse un leve golpe,
Como de alguien que llama suavemente,
de alguien que llama a la puerta.
“Es, me dije, un visitante que llamando está a mi puerta”
Solo eso y nada más”.
Y claramente recuerdo,
que de un sombrío diciembre se trataba,
cada agonizante ascua en el suelo dibujaba su espectro.
Impaciente esperaba la mañana,
sin éxito, en mis libros el dolor ansiaba ahogar,
dolor por la pérdida de Lenore,
por la única y radiante dama, por los ángeles llamada Lenore,
Aquí ya sin nombre por siempre.
Y el susurro suave,
tétrico e incierto de cada violeta cortina,
me estremecía, me llenaba de un terror ilusorio,
nunca jamás sentido.
Y ahora aquí, en pié,
amordazar intento los latidos de mi corazón,
repitiéndome “Es un visitante que ruega le abra la puerta”,
“Algún tardío visitante que ruega le abra la puerta”
Solo eso y nada más”.
Al rato, mi alma hallé reconfortada
y duda alguna albergaba,
“Señor, dije, señora,
su más sincero perdón imploro;
Más dormitando me encontraba;
cuando levemente vino a tocar a mi puerta.
Y tan sutilmente llamó, llamó a mi puerta,
que a penas pude creer haberle escuchado”
De par en par la puerta abrí,
Más solo oscuridad hallé y nada más
Sumergido en la oscuridad fisgando estuve,
largo rato recelando, con miedo, dudando;
soñando sueños que ningún mortal se ha atrevido jamás a soñar;
Pero el silencio no hallaba tregua,
la quietud no se quebraba,
Y la única palabra que resonó,
fue la que en murmuros pronuncié “¡Lenore!”
“Aquello susurré y en susurros el eco me la devolvió “Lenore”
Solo eso, y nada más.
¿No has tenido uno de esos días en los que deseas ser feliz, pero el mundo te obliga a enfadarte y a sentirte miserable?
Si es así, bienvenido a mi universo. Tarareando una canción que me encanta, y que por casualidad encuentro en aquella cadena de radio... conduciendo un coche en el que me siento cómoda (incluso yo diría que casi como en casa), pero a través de los sucios cristales del mismo veo una marea inmensa de esos pequeños espacios móviles, más y más coches, más y más tráfico, ¡¡MÁS Y MÁS ATASCOS!! :( De repente la canción que tarareaba no me parece tan buena; es más, no me había fijado en que la letra era tan mala, en que la canción era tan repetitiva... y en ese preciso momento empiezo a notar que la cabeza me duele; así que sin pensarlo dos veces apago la radio y me concentro en el capullo que acaba de meterse justo delante de mí, sin poner el intermitente... ¡¡frenazo en seco!! ¡¡Pero hombre ten más cuidado, que no estás solo en la carretera!!
En fin, toda una odisea eso de llegar a casa, después de varias horas escuchando divagaciones soporíferas sobre un texto literario lleno de frases complicadísimas, pero tan sagrado como la biblia ( o eso creí escuchar a la señora que se encontraba en medio de la clase ladrando palabras).
Bueno, al fin ¡¡El último semáforo antes de casa!! ¡¡Genial!! Pero pobre niña inocente y tonta... ¿Cómo que el último? En tu “querida” calle no hay ni un solo hueco... No he visto espacio más bien aprovechado... cada esquinita, rozando incluso ese paso de cebra que pusieron hace poco y que curiosamente ocupa al menos 5 aparcamientos... ¡¡Mecachis!! Bueno... no es el fin del mundo, por el barrio habrá algún sitillo, alguién saldrá para ir a hacer las compras, para ir al cine, para.... no sé cualquier chorrada. Pero de nuevo hablaba la niña tonta que aún lleva unas gafas de color rosa que le hace ver el mundo, digamos que... a su forma. Pero el reloj (como si de algodón se tratara) no engaña... 20 minutos después de aquel semáforo ya lo he visto 5 veces... y parece ser que no quedará ahí. UFFF ¡¡Dios Santo...!! ¿Por qué no hay ni un puto hueco? El buen rollo que traías, ese suave y entusiasta tarareo se ha convertido en resoplidos y maldiciones. Por mucho que me remangue la ropa y que suba el aire acondicionado (en octubre sí... esto es Sevilla señores) las gotas de sudor hacen de su capa un sayo y corren a sus anchas por los poros de mi cuerpo...
La gota colma el vaso... y decides que en lo que queda de día no verás más ese semáforo de mierda que siempre me pilla en rojo el muy.... Así que ves un hueco en segunda fila, en el quinto carajo y quitas la llave del contacto. Respiras hondo y dices para ti misma: ¡¡Aquí se queda!! ¡¡Si se lo lleva la grúa que se lo lleve!!
A partir de ese momento los ánimos se relajan.. llegas a tu piso vacío y das gracias a dios el no tener una persona esperándote, por que sabes de sobra que te pondrías a despotricar a diestro y siniestro, sobre todo al alcalde que no me pone un aparcamiento y me cambia las calles de sentido... Así que como no hay nadie en casa me pongo a escribirlo en el blog por si alguien que esté aburrido se entretiene en leer este estúpido escrito... XD
BESOS A TODOS!!